En Telefónica del Perú (empresa del sector privado), conjuntamente con mis compañer@s hemos venido discutiendo y criticando a un proceso que le llaman "meritocracia". Esto, debido a que considerábamos que era un proceso que se basaba en subjetividades y porque a través de este proceso se le haría juego al amiguismo y al favoritismo, ya que las reglas la impone el que tiene el poder.

"Ustedes nombran la meritocracia como si fuera el espiritu santo" le dije en alguna ocasión a uno de los vicepresidentes de Telefónica en una de las tantas reuniones que se sostenía con ellos. Pero Walter, ¿cómo evaluamos el desempeño y premiamos a los que mejor hace su trabajo? fue su respuesta-pregunta de aquel funcionario que ahora trabaja en otro país. La respuesta a su pregunta fue, que antes de implantar algún tipo de evaluación de desempeño o algo por el estilo, lo primero que necesitamos es una estructura salarial (no puede ser que dos trabajadores realizando la mismas actividades con un mismo puesto, uno de ellos perciba la mitad de lo que percibe el otro). Sin transparencia en los salarios, la inequidad se convierte en un factor que influye en el desempeño.

Además, es necesario que exista un manual de funciones en la compañía, el trabajador debe saber cuáles son sus tareas específicas, obviamente contando con las herramientas necesarias para su labor, y esto debe estar acompañado de un proceso de capacitación en función a los objetivos de la empresa.

Finalmente, el mejor proceso de evaluación es aquel que se construye con el que es evaluado, en una cultura en el que el despido es una constante, las evaluaciones se convierten en una herramienta "justificable y legal" para despedir trabajadores cuando lo crea necesario el empleador, por eso la importancia de que este proceso sea consensuado.

Han pasado más de 10 años de aquella conversación, y en Telefónica a la fecha no tenemos una estructura salarial, ni tenemos conocimiento formal del manual de funciones, y eso que estamos en el sector privado, el sector que supuestamente da el ejemplo en orden e innovación, pfff.

Escuchar que a los maestros les quieren imponer la tal meritocracia, me remonta a la experiencia de la meritocracia en el sector privado. La desconfianza de los maestros ante los métodos que utilizan para evaluarlos es válida; es muy fácil criticarlos. Tú que chambeas en una empresa del sector privado o quizá en el Estado hazte la siguiente pregunta: ¿es cierto que todos los mejores trabajadores son ascendidos y tienen los mejores salarios? Mira tu círculo y te darás cuenta que el recomendadito o el que viene de una "universidad charlie" tiene mejores oportunidades, tiene los mejores puestos de trabajo, y obvio el mejor salario.

La meritocracia tal como la plantean es un engaño para legitimar las desigualdades económicas y sociales que existen en las empresas y en el mundo en general; y lo dice el mismo Michael Young, quien escribiera "La asención de la meritocracia".

En aquellos años que discutiamos con más ahínco la meritocracia de Telefónica, fue de gran importancia el artículo del mismo Young: "Abajo la Meritocracia", ese texto nos orientó en la gesta de discutir eso que llaman Meritocracia.