Estudiar gastronomía ha sido un fiasco para miles de jóvenes que se ilusionaron al ver al "emprendedor" de Gastón Acurio contar su historia en la tele y también de ver a la gentita chévere que comenzo a comer anticucho en la calle y a consumir olluquito (cuando antes decían que eso "era comida de cholo o serrano"). Sí, esa gentita que a cada rato sale en la tele local, y ahora le gusta Grupo 5, y hasta tararean a papá Chacalón.

El fiasco no fue solo para los jóvenes estudiantes, sino para sus padres que invirtieron en la educación de sus hijos. Miles de familias fueron embacaudas con el boom gastronómico.

La mayoría de trabajadores de este sector percibe el salario mínimo, y tiene ingresos extras en negro (no formales). Su futuro está en independizarse, y ser su propio jefe, para no depender de nadie, pero tarde o temprano aterrizan con la realidad.

El mozo que se presentó hoy con el periodista Beto Ortiz, manfiestó que desde hace 8 años le cobran un porcentaje de lo que consume el cliente por mesa, además, siempre percibió el sueldo mínimo. Con esas cifras, es casi seguro que cuando le lleguen los años, su pensión no le alcanzará ni para los pasajes. Un total abuso.

Sin embargo, los "otros", esos que salen en la tele o son de la gentita chévere de la gastronomía, acceden a la mejor educación escolar y universitaria para sus familias, tienen la mayor cantidad de policias y seguridad en sus hogares, viajan al extranjero como ir a Vallecito Alto allá por San Gabriel (VMT), lucen coches caros, y todo lo hacen con ese dinero que obtienen de explotar largas horas a cientos, a miles de trabajadores.

Por ello, la política debe centrarse en el aspecto laboral de la sociedad, y priorizarla. Es fundamental para equilibrar los poderes. Sin embargo, el gobierno de Vizacarra y muchos políticos, al parecer no lo consideran así.

Incluso el Ministro de Economía Oliva Neira, con total conchudez acaba de anunciar que viene trabajando un proyecto de ley para que los empresarios puedan seguir despediendo más fácilmente a los trabajadores. Todo un fiasco.