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Que la tierra te sea leve, Quincho

Publicado: 2025-02-02



Quincho dedicó más de 40 años de su vida al sindicato.

Quincho, se llamaba Gilberto Quincho Claros, no era dirigente, pero vio pasar a más de 20 juntas directivas del Sindicato Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú (SUTTP). Trabajó con Enrique Arias Asián, Cesar Escudero, Estuardo Ríos, Juan José Gorriti, Alejandro Ortiz, Luis López Chau, y decenas de compañeros que llegaron a ser dirigentes o delegados, además, él era muy reconocido por diferentes personajes del movimiento social, y de la izquierda peruana. A pesar de los cambios, él siempre estuvo ahí. Nunca faltó a un plantón, a una huelga, a una asamblea. No había actividad sindical que pudiera darse sin él.

Era de pocas palabras. No necesitaba hablar mucho para hacerse entender. Con una mirada te dejaba claro cómo iban las cosas en una asamblea, en una reunión. Y cuando hablaba, era porque había algo importante que advertir.

Tuve el privilegio de compartir muchas horas con él. Los lonchecitos al final del día, cuando la mayoría de los dirigentes ya se había ido, recuerdo compartir con el compañero Oroya en estas sesiones o esas caminatas al Chinito de Carabaya por un buen pan con chicharrón.

Hablaba poco, pero yo siempre aprovechaba para preguntarle sobre el pasado del sindicato, sobre las luchas, sobre las historias que muchos olvidaban pero que él mantenía vivas.

Tenía una memoria de hierro. Se acordaba de cada asamblea, de cada hecho. Nunca juzgaba, solo relataba, sin etiquetas de buenos o malos. Pero sí tenía una certeza: el sindicato se debía a los trabajadores.

Lo vi molesto pocas veces, pero jamás olvidaré cuando un dirigente, intentó tratar con aires de superioridad a los trabajadores del sindicato. Ahí sí lo vi incómodo.

Quincho era el archivo viviente del sindicato. Si alguien quería saber algo del pasado, recurría a él. Tenía cada comunicado, cada documento en orden. 

Una vez, terminamos de redactar un comunicado casi a medianoche. A las seis de la mañana, él ya tenía más de cuatro millares impresos y listos para repartir. ¡Ta que Quincho, tu si ah! —recuerdo que le dije—, él sonrió y me contó que antes los comunicados se hacían con mimeógrafo y hasta con gelatinografo, y que dolía la mano y el brazo de tanto girar la manivela. Qué tiempos.

Se fue a los 68 años. En diciembre del año pasado, me dijo que quería regresar a su pueblo natal. Y como suele pasar a veces en la vida, no se dio.

Dicen que nadie es indispensable. Eso es mentira. Hay gente que sí lo es. Y para el sindicato, y el movimiento sindical telefónico, uno de ellos fue Quincho.

Que la tierra te sea leve, Quincho


Escrito por

Walter Diaz de la Vega

Marrón, sindicalizado es mejor, lo público en manos públicas, amante del ceviche. Palestina libre.


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